sábado, 1 de septiembre de 2007

Juego de niños

Había una vez una niña triste, muy triste.
Una noche, de esas tantas que pasa en la oscuridad, se encontraba en medio de una multitud. La niña desconfiaba de todos y la multitud no dejaba de ser multitud anónima.
La sala no prometía nada, nada más que esa aparente seguridad de compañía a la soledad. Sí, era eso: soledad; la niña en medio de esa multitud estaba sola. Será por eso que nuestra niña no esperaba nada cuando él llegó.
Él, un hombre que pudiendo ser parte de los anónimos no lo fue, desde el primer juego de palabras que entabló con ella.
Ella, una inocente que atormentada por heridas abiertas, quiso mantener la coraza de juego… pero ya era tarde…
Él, un niño sufriente en cuerpo de hombre.
Ella, una niña sufriente en cuerpo de mujer.
Ellos se encontraron y todo alrededor se desvaneció… sólo eran ellos.
Cualquier tonto que los observara podría haberse percatado de eso que nacía, pero nadie los observaba, o tal vez, el universo todo lo hacía.
Se fueron juntos de allí.
Él la envolvió con sus palabras tiernas y la niña sin pensar en las consecuencias no opuso resistencia.
El primer encuentro había llegado a su fin. Todavía todo estaba en orden.
En el segundo y tercero la esencia no cambió, salvo que él logró su dirección. Ahora sabían donde buscarse.
Él demostró su picardía… ella lo ansiaba…
En el encuentro de hoy, la niña pudo indagar un poco más allá. Ella no conoce la máscara de ese ángel que ha venido a aliviar su soledad sangrante… pero conoce el alma. El ángel dice conocerla también y no demuestra interés en conocer la máscara de esa niña. Ella tiene miedo, sabe que su tristeza profunda es parte de su fealdad, y aunque llora mucho para lavarla, eso no alcanza…
Sólo desea que si el Ángel decide marchar, ésta vez le digan adiós…



autor: eliroma93

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